Noticias

¿Por qué España usa menos el conocimiento en sus actividades productivas?

Lunes 18, febrero 2013

Reproducimos por su interés la entrada publicada en el blog de economía decigarrasyhormigas.com, promovido por el Ivie, en la que se analizan las causas de la posición retrasada de España en términos de uso del conocimiento

A pesar de los avances que en las últimas décadas ha hecho España en cuanto al uso de los factores productivos con mayor contenido en conocimiento, todavía ocupa uno de los últimos puestos en este sentido si se la compara con otros países avanzados, como ya hemos comentado en entradas anteriores.

Según la metodología del Observatorio ABACO, la intensidad en el uso del conocimiento de cada economía se obtiene por agregación del conocimiento empleado en cada sector de actividad. Las diferencias entre unos sectores y otros pueden ser muy grandes, tanto en términos de conocimiento utilizado como en términos de los factores que lo aportan (gráfico 1).

Gráfico1. Peso de los activos del conocimiento en el VAB por sectores de actividad, España, 2010

En España, las seis ramas de producción más intensivas en conocimiento son todas de servicios: correos y telecomunicaciones, educación, servicios empresariales, sanidad, intermediación financiera y administración pública. A pesar de usar el conocimiento con una intensidad similar, la composición del mismo en cada rama es muy diversa, basándose en combinaciones muy diferentes de activos del conocimiento. Los sectores siguientes en intensidad son los dedicados a la fabricación de maquinaria y equipos, tanto eléctrico y electrónico como mecánico y de transporte. Se trata de actividades que producen bienes duraderos utilizados en la producción de otros bienes y servicios, y que justifican la tesis de que la maquinaria y los bienes de equipo son un importante canal de entrada del conocimiento. En todas estas actividades el peso de los activos del conocimiento supera actualmente el 60%, gracias a los sustanciales avances que han tenido lugar en las últimas décadas.

En el extremo inferior del gráfico, con porcentajes del VAB que apenas alcanzan el 40%, se sitúan los sectores más tradicionales, menos intensivos en el uso de conocimiento: construcción, hostelería, agricultura, ganadería y pesca y actividades inmobiliarias.

La intensidad en el uso del conocimiento de una economía depende, pues, en gran parte de su especialización productiva, pero si comparamos los datos de España con otros países desarrollados, se observa que las diferencias también dependen de la distinta intensidad y composición del conocimiento utilizado dentro un mismo sector. En la práctica totalidad de las actividades se pueden encontrar ejemplos de países en los que la producción del correspondiente sector se apoya con bastante más intensidad en el empleo de capital humano y maquinaria.

Gráfico2: Peso de los activos del conocimiento en el VAB por sectores de actividad, España, Alemania, EE.UU y Japón,

En el gráfico 2 se puede apreciar la distancia que separa a la economía española, en cada uno de los sectores, con Alemania, Estados Unidos y Japón. La conclusión es clara: excepto en los sectores de correos y telecomunicaciones, de servicios empresariales y de intermediación financiera, en todas las actividades privadas nos encontramos retrasados en el uso del conocimiento, y en algunas muy atrasados. El resto de actividades en las que nuestra posición se aproxima más a la de las economías avanzadas corresponden a ramas en las que la presencia del sector público es elevada: educación, sanidad y administración pública.

¿Qué determina pues la posición retrasada de España en términos de uso del conocimiento: nuestra especialización productiva o la composición menos intensiva en conocimiento de recursos que se utilizan en los distintos sectores de actividad? ¿Por qué España usa menos conocimiento que otros países como Alemania o EE.UU.? Para responder a esa pregunta se puede recurrir al análisis shift-share que, tomando un país de referencia, mide en primer lugar el efecto país, es decir, la diferencia que existiría en la intensidad de uso del conocimiento entre los países si tuvieran la misma composición productiva sectorial que el país de referencia. En segundo lugar, calcula la diferencia que habría entre países si cada uno empleara el conocimiento en cada sector con la misma intensidad que el país de referencia; en este caso las diferencias serían solo consecuencia de que el peso de los sectores varía de país a país y por eso se habla de efecto especialización. Por último, se calcula el efecto agregado resultante de que un país esté más (menos) especializado que el de referencia en un sector en el que el uso del conocimiento es más (menos) intensivo; a esto se le denomina efecto interacción.

Gráfico3: Análisis shift-share de la intensidad en conocimiento,País de referencia:España, 2007

Si se realiza la descomposición descrita para los países de la muestra, tomando como país de referencia España (gráfico 3), se observa que la causa de las diferencias positivas que presentan los países en comparación con la economía española en intensidad de uso del conocimiento es, sobre todo, que las actividades que otras economías desarrollan en cada una de las ramas son más intensivas en capital humano y tecnología. Tras la importancia del efecto país se encuentra la heterogeneidad interna de las ramas, pues dentro de las mismas se desarrollan actividades muy diversas y con un peso distinto según la economía de que se trate. Podría decirse que el efecto país es en realidad el resultado de un efecto especialización intra-rama y que ese es el tipo de especialización determinante del uso del conocimiento y no la especialización por sectores. Así pues, la distancia española a las economías más avanzadas se explica fundamentalmente porque en cada una de las ramas productivas se utiliza menos conocimiento. Por consiguiente, para intensificar el uso del conocimiento en España la clave está más en la transformación interna de cada uno de los sectores que en la modificación del peso de los mismos en el agregado.

Si en España la especialización intra-ramas limita la intensidad del conocimiento más que en otros países, la eliminación de este límite mediante cambios adicionales de su sistema productivo representa uno de los retos planteados a nuestra economía en la actualidad. El cambio estructural intra-ramas pendiente es transformar las actividades de los sectores y las proporciones y características de los recursos que se utilizan, de forma que se consiga aprovechar efectivamente los activos basados en el conocimiento, obteniéndose como resultado mejoras de productividad y ganancias de competitividad. Esto requiere esfuerzos combinados del sistema educativo y del tejido productivo, así como políticas públicas desarrolladas con ese objetivo.

Por Eva Benages. Técnico de investigación del Ivie

Fuente: decigarrasyhormigas.com



 

 
	
 

Descargas :

Archivos :

En cifras