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A prueba de todo hacker

Viernes 25, enero 2013

El físico Vicent Martínez obtiene la máxima calificación europea para su patente antipiratas

El cifrado de Vernam es el único procedimiento de cifrado para el que se puede demostrar la seguridad incondicional en la transmisión de datos. En él la longitud de la clave es igual que la del texto y la del criptograma, pero presenta un inconveniente: requiere un dígito de clave secreta para cada dígito de texto claro, con lo que el método resulta poco factible para su aplicación generalizada y para transferir una gran cantidad de información. Se reservaba para condiciones máximas de seguridad con un mínimo de información protegible, por ejemplo el teléfono rojo Washington-Moscú en la época de la guerra fría. Ahora, un nuevo procedimiento, la criptografía de residuos permite la misma seguridad del cifrado de Vernam sin límite de información. El físico Vicent Martínez Sancho, profesor de la Universitat de València es el padre de este nuevo sistema publicado el pasado 15 de noviembre en la Oficina Europea de Patentes, organismo que le ha otorgado la mayor calificación posible, la categoría A, en novedad, actividad inventiva y aplicación industrial.

Se trata de un procedimiento que por su seguridad “marcará un antes y un después”, en palabras de Martínez Sancho, porque puede poner fin a la piratería audiovisual y musical, además de tener un amplio registro de aplicaciones industriales, tanto en telecomunicaciones como informática, defensa nacional, transacciones de pagos electrónicos y operaciones bancarias o firmas y certificados digitales.

Con la nueva patente la criptografía, hasta ahora bidimensional, da un salto a las tres dimensiones

Carencias de los sistemas actuales

Hasta ahora, los sistemas criptográficos intentaban lograr la inescrutabilidad haciendo uso de dos condiciones (confusión y difusión): la primera trata de ocultar la relación entre el texto claro y el texto cifrado mediante sustituciones, y con la segunda se diluye la redundancia de texto claro repartiéndola mediante transposiciones. Pero los actuales algoritmos de cifrado no verifican el objetivo conocido como Criptograma Seguro de Shannon (también llamado ‘Perfect secrecy’), padre de la criptografía moderna. Esa carencia los hace vulnerables al ataque o a la intromisión pirata.

La criptografía de residuos es el único sistema inventado hasta ahora que, además de utilizar las dos condiciones clásicas de Shannon (confusión y difusión), añade una tercera: transformación, que es introducida en el criptograma mediante una clave de protocolo a partir de, al menos, tres formas o modos distintos de cifrar que pueden aplicarse individual o conjuntamente, lo que según el profesor Martínez Sancho representa un cambio cualitativo definitivo respecto a los otros sistemas criptográficos. Es decir, la criptografía, hasta ahora bidimensional (confusión por difusión), da un salto a tres dimensiones (confusión por difusión por transformación).

Fuente y noticia completa: El País, por Miquel Alberola



 

 
	
 

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